Probando! Probando!

Lo "poco-mucho" que escribí hoy:


Contradicción...

Quería escribir algo alegre, porque este fin de semana fue bastante especial para mi en todos los sentidos... pero los dedos no escupen sobre el teclado las palabras precisas.

Esta mañana me prometí que al acabar el día, con la cabeza despejada y el corazón despierto, escribiría unas líneas que reflejaran las sensaciones de las horas pasadas... Y si aparto el pensamiento dando un coletazo a las malas jugadas que ofrece la vida, tal vez fuera capaz de contentar mis deseos. Pero no... no puedo.

Hoy, en este preciso instante en que aireo libremente lo que me pasa, debería esbozar una sonrisa que uniera el lado izquierdo a derecho de mi cara... y, en cierta manera, hasta hace un rato era así. Y así era hasta que escuché al otro lado del teléfono la voz de mi madre contándome una "historia" que no debería haber escuchado este fin de semana... que no debiera haber escuchado NUNCA.

Si realmente existe un algo ahí arriba, si realmente hay un "dios justo" (sí, en minúsculas y entrecomillado), si realmente da a cada uno lo que se merece... esta vez se ha pasado tres pueblos! Y ya se (ya lo se) que suena a tópico, que al final todos recurrimos a "echar la culpa" al mismo, al de siempre (¿a quién sino?), pero me da igual. Porque hoy, al finalizar el día, al exprimir las últimas horas de un fin de semana que prometía perfecto... estoy cabreada!

Hace dos semanas coincidimos en la fiesta de la boda de quien nos es cercano a todos. Apenas cruzamos cuatro palabras y era la tercera vez que lo veía. Un chico simpático del que todos acertaron a decir "Qué majo es, ¿no?", y a mi me hizo gracia verlo bailar cogido del brazo de mi madre, dar saltos locamente al compás de la música acompañado de su cuñado, disfrutar de cada momento como el que más. Conocía su preciosa historia de amor con aquélla a la que había visto crecer desde que era un bebé... esa rubita delgaducha que de pequeña apenas comía cuatro cucharadas; esa que hace poco me sorprendió apareciendo ante mis ojos como una mujer hecha y derecha; esa que ahora debe estar pasando el peor momento de toda su vida; su corta vida, sólo 22 años a sus espaldas... "Porque la vida es injusta", si ahora la tuviera delante sería lo único que me atrevería a decir, y a él no tendría qué decirle, sólo silencio, hay cosas que te dejan muda. Porque a él le han arrebatado un brazo, una pierna y quizás la segunda... Porque uno va a trabajar con la certeza de ganar unos cuantos euros que ahorrar para un acontecimiento venidero... y le arrebatan parte de la vida.

Y soy consciente de que cada día muere gente... de que cada día ocurren accidentes... de que cada día "estas cosas pasan"... de que cada día alguien suelta más de una lágrima y maldice lo injusto... pero hoy, me tocó un poco más cerca, sólo poquito, pero cerca. Y duele.

Y al final he sido imprecisa... sólo necesitaba dejar escapar unas letras, un desahogo, fijar el pensamiento, tal vez. Porque no logro apartarlo de mi cabeza. Es de esas cosas que, egoístamente, te hacen valorar lo que tienes. Y hoy, justamente, hablaba con alguien de eso... Una contradicción revuelve el sinsentido de mis adentros. Quizás a veces "piense" más de lo debido y es por eso que mi cabeza se debate entre el quiebro en llanto y una sonrisa a medio construir. Porque este fin de semana fue perfecto... pero el destino se empeñó en que no lo fuera tanto.

A ti... gracias por "alegrar" con tus canciones (con esas maravillosas canciones) y con tu incondicional abrazo, ese momento. Al cerrar la puerta, no he podido evitar pensar que, en el fondo, tengo suerte... y suerte de tenerte, aunque sea a medias.

De todo lo demás, hablaré otro día... hoy, simplemente, NO PUEDO.



«Y la vida, a veces, es una puta contradicción...»


Estado: inerte / Resultado: contrariedad