Poco que decir... Mucho que escuchar...
Esto no pretende ser un tratado sobre mi... Ni tan sólo estoy segura de escribir lo que realmente siento.
O tal vez sí. Es tan sólo el fruto de lo que vomita en forma de palabras mi torpe materia gris.
Algunas veces vivo y otras veces la vida se me va con lo que escribo... Y es que... algunas veces suelo recostar mi cabeza sobre el hombro de la Luna
Tengo hambre y sed. En el baño de señoras había demasiada cola y no me apetecía nada esperar. La gente empieza a hacerse dueña de su espacio vital mientras esperamos a que de comienzo el concierto que, con prisas y sensación de "llegamos tarde", hemos venido a disfrutar. Ya es la hora, se apagan las luces y suenan los primeros acordes: «Estos no son» «Me parece que sí» «Que no, tía, que no, que ese no es el cantante» «ah, espera, esta canción la conozco» «No, es verdad, no son» «¿Cómo se llaman?» «Esooooo, funambulista» «Vaya, no suenan mal» ... En la espera tan gratamente amenizada y entre la muchedumbre que aplaude el último tema (algunos con esperanzas de se larguen ya) escucho atentamente sonar un piano... Y una voz... Y...