Des-inspiración...

Esta noche en la que las dudas vuelven a conquistar mis pensamientos, clavando en ellos su bandera de llegada y proclamándose vencedoras absolutas de mis sinrazones, me ha dado por repasar lo escrito tiempo atrás en este mi blog. Leyendo mi pasado "blogueril" me he dado cuenta de que últimamente se me atragantan las teclas y que, al contrario de lo que me ocurría antes, tengo poco (o nada) que contar. No se si se trata de pereza o, tal vez, de que mis neuronas están agotadas de repetirse, de cantar cien veces la misma canción, de marearse en un bucle con el mismo insípido final. Lo cierto es que últimamente no me inspiro mucho, aún cuando en mi cabeza se amontonan retales de sentimientos que luchan por salir y convertirse en letra, en palabra y hasta en frase, pero se ahogan en el camino que separa a mi mente de mis dedos y los párrafos empezados acaban sus días en el botón de suprimir. Quizás no me es fácil ahora vomitar a través de mis manos todo lo que me gustaría expersar, a sabiendas de que hay quien se pasea por aquí y lee... Quizás no sea esa la razón, pero es la que me autojustifica, porque tampoco de eso soy consciente; cuando escribo lo hago hablando conmigo misma y últimamente, supongo, tengo poco que decirme... O como cantan por ahí «tengo tanto que decir que mejor me callo» o es posible que me inunde cierta «estupibilidad»...

«Diga lo que diga todo va a sonar igual, soy un desenlace a punto de continuar, en algún resquicio perdí todo el juicio, soy el paso torpe que te pisa al bailar en una fiesta a la que nunca me invitarás. La destreza no me habla, el cuerpo se me escapa y mi balanza se destensa si alguien no me agarra...»