Y una aprende...

Foto by Kiukara
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He aprendido que, con el tiempo, ciertas cosas son efímeras y fugaces... Que lo que realmente cuenta es disfrutar de cada segundo que te regala la vida porque quizás mañana, tal vez pasado, no tengas oportunidad. Que al final la esencia eres tú... Tú, ti, te, contigo.
Que las experiencias marcan y que no hay dos sin tres. Que cada error carga un poco más tu mochila pero hace que los que vengan después pesen menos. Que todo es relativo y que lo importante es serte fiel a ti mismo/a. Que, como "sloganea" ese cutre anuncio, un «porque yo lo valgo» debiera ser mi primera frase al despertar y la última al acostarme. Que a partir de ahora lo será. Que nada es imposible y que los sueños se pueden cumplir si les dedicas un poco de esfuerzo. Que "sueño" no debería ser una palabra para definir algo extraordinario, pues "soñar" se puede hasta con viajar en autobús hasta la siguiente esquina... Y eso es viable. Que si el aleteo de una mariposa puede generar cambios al otro lado del mundo, también es posible que yo los genere en el polo opuesto (el que se resiste) de mi pequeño universo... Todo es cuestión de causa y efecto. Y causas ya almaceno unas cuantas (tantas como errores en mi mochila).
Que como canta Serrat «hoy puede ser un gran día» y que el secreto está en creértelo, pues la felicidad sólo la disfrutamos si nos convencemos de que realmente somos felices, con poco o con mucho, porque a veces es sólo un instante. Y... ¡¿Quién busca un instante?!
Que «yo soy yo y mis circunstancias» (escribía Ortega y Gasset).
Que, al fin y al cabo, «no soy más que nadie ni menos que cualquiera» (esta es de cosecha propia).

Y que a una, aunque le cueste, no le queda otro remedio que APRENDER.



«¿Existe ese Aleph en lo íntimo de una piedra? ¿Lo he visto cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo la trágica erosión de los años, los rasgos de Beatriz.» (Jorge Luis Borges)