Diga 33...
Repetía una neurona traviesa de mi cerebro al despertarme esta mañana... Diga 33... Mientras desvestía mis ojos de sueño e intentaba disfrazar con una sonrisa mi boca, el eco traicionero de la doctorada frasecita retumbaba constantemente en un hueco de mi inconsciente consciencia. Diga 33... Como si de un código binario de treses se tratase la "parejita de numeritos" me ha acompañado hasta el trabajo sin atreverme a pronunciarles: treinta... treinta i... tr... tr... tres!
Diagnóstico: ...
Sí, hoy cumplí TREINTA I TRES años... y por dios ke me ha costado asumirlo!
Una llega a los treinta como de rebote «¡ay va! ¿de dónde narices ha salido ese tres?». Y, bueno, hasta te hace gracia eso de desacerte del primer patito. «Los treinta son la mejor edad para la mujer», te dicen algunos (generalmente suelen ser aquéllos que ya los han pasado y andan lamentándose de temido cuatro que precede a la cuarentena)... y te lo crees, repites la frasecita diez veces en tu cabeza y te lo crees, e incluso te hace ilusión, «Ya soy una treintañera, yupiiiiiiii».
Luego llegan los treinta i uno, valeeeee. Los treinta i dos, bueeeeeno. Los treinta... treinta i... tr... tr... tres! Lo siento, es que se me hace más difícil de pronunciar que el dichoso trabalenguas ese de los tigres (que casualmente eran tres, y tristes, por algo será).
Que sí, que el 33,333333333333... ya es un tercio de siglo!
Empecé el día bastante apática, sin ilusión, pensativa, ausente... «¿Dónde vas tan sola y tan tarde?, que olvidé los detalles, porque voy "cerrá" solita por la calle», que diría Pastora... Si a esto añadimos la semanita que me he "pegao", tras el "último jueves", no el ayer sino el pasado, cuando renuncié a las dos cosas (una cosa y un él) que habían dado luz a mi vida últimamente... Suma y sigue. Ha sido un día duro, difícil por las circunstancias... Pero el curso de las horas me ha hecho cambiar de idea (y de chip... bip bip, probando), gracias a la gente que tengo alrededor, la que m'estimo, unos más cerquita y otros que siento cercanos. Un mail... Un mensaje... Una llamada... Un saludo... Una canción... Dos besos... Una sonrisa... Un abrazo... Una buena compañía para comer... Un "te acompaño"... Una pequeña ilusión... Un guiño... Dos porqués... TRES...
Al final del día una se da cuenta de lo que realmente importa, lo que ya sabía, lo que no cambia por más años que se carguen a las espaldas, lo que los sueños rotos no pueden borrar... soy afortunada!
Diga 33... Sí, ahora lo puedo pronunciar con claridad... haciendo hincapié en las vocales, magnificando esas dos erres y con la sonrisa desafiando a mis mejillas... TREINTA I TRES!!!
«Basta! ... sólo una razón, una emoción, sólo algo que yo pueda interpretar, acariciar, con el tacto de mis manos... hablo de todo lo que nunca desciframos... por eso ¡sigue! ¡vive! si no sabes que decir di: ¡lerirerirerirerara!»
[ Lerire - Tiza ]

Te lo cuento con música: Rompecabezas - Aterciopelados
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