31 marzo 2009

Reflexiones frente a un banco...

Foto: "Banco photoxopeado" by Kiukara

La acera es estrecha y caminan despacio. No hay hueco para un adelantamiento, ni tampoco es lo que pretendo, pues no tengo ninguna prisa y esa lentitud que me precede ameniza el ritmo de mi paseo matinal. Después de unos diez metros recorridos, al llegar al cruce entre dos calles, giran hacia la izquierda. Yo giro también, siguiendo su mismo camino, a tres pasos de sus espaldas. Sus ropas son oscuras, con aire rancio y retro, como de antaño. Ella luce canas en su moño pulcramente repeinado y él un viejo bastón negro con mango de nácar blanco en su mano derecha. Atraviesan rigurosamente por el paso de cebra y se dirigen al parque que bordea el otro lado de la acera que hoy han decidido andar. El primer banco con el que se topan les sirve de asiento para un ganado descanso. Les sigo los pasos y me tomo también una pausa merecida sobre el césped recién cortado que crece en la explanada, justo enfrente. Al fondo del parque, la "zona infantil" está abarrotada de niños que gritan y gastan sus energías subiendo y bajando de toboganes o balanceándose estrepitosamente sobre modernos columpios con colores estridentes. Aunque el ajetreo de los pequeñajos es divertido, yo no puedo apartar mi mirada observadora de la pareja a la que he acompañado discretamente. Su aspecto sosegado me aporta tranquilidad. Pienso en los años que deben llevar juntos compartiendo sus vidas; quizás se conocieron de jóvenes, en el baile de la fiesta mayor de su pueblo, donde era una indecencia estrechar sus manos como lo hacen ahora, y sean ya más de cincuenta los pasados; o tal vez lo hicieron en alguno de esos "guateques para gente mayor" que organiza cualquier centro de día y los años compartidos no sean más de dos. En cualquier caso no creo que dependa de eso la felicidad que irradian. Supongo que a ciertas edades, las dificultades triviales que a algunos de los que nos quedan demasiados años por delante nos abruman en el día a día, a ellos no les parecen más que meras simplezas. La piel arrugada y castigada que exhiben sus rostros a la luz de esta agradable mañana y los ojos empequeñecidos de ver la vida pasar, me muestran de forma visualmente explícita que, seguramente, ya pasaron por ahí, o incluso por peores circunstancias, y ahora sólo les queda disfrutar a su manera de cada hora que les regala cada nuevo día, cada nueva semana, cada nuevo mes, cada año nuevo por vivir... No les hace falta hablar, ya se lo debieron contar todo; compartir ese banco y respirar juntos el aire de una primavera más, es el mayor de los placeres y sobran lujos con los que amenizarlo.

Ahora el sol esconde sus rayos tras la única nube que adorna el cielo en esta mañana primaveral que todavía conserva frío en la oscuridad de las sombras. Ella se estremece pensando, seguramente, en que debió haber vestido un abrigo más grueso. Él la arropa con su brazo derecho para darle calor y ella apoya la cabeza sobre su hombro... Lo mira de reojo y le sonríe. Es el momento perfecto para seguir con mi paseo. Me levanto torpemente del suelo, sacudo los restos de hierba que han quedado enganchados en mis pantalones y continúo mi camino con esa última instantánea. Avanzo unos metros volviendo la cabeza hacia el parque, miro de reojo hacia el banco... Y sonrío. Quizás algún día, lejano todavía, yo también apoye mis marchitas posaderas sobre ese mismo banco y alivie de la misma forma un oportuno escalofrío provocado por una nube juguetona en un maravilloso día de alguna recién estrenada primavera... Quizás.




3 Comments:

At 5:55 p. m., Blogger Arrítmica said...

Jo Kiu.... vaya textazo.. y la musica que acompaña... demasiao.. :) ays.

 
At 8:10 p. m., Blogger Enric Batiste said...

Kiukara, tres cosas:

¿Acaso eres filóloga?, lo digo por tu manera de analizar --siempre profunda e interesante-- las acepciones de las palabras, pero, sobre todo, por tu incuestionable vena literaria puesta de manifiesto en cuanto escribes.

Sabes que tengo un blog donde recojo imágenes y comentarios de bancos del mundo. ¿Te parece bien si hago uso de la imagen y algún fragmento de esta entrada? O mejor aún: ¿por qué no me lo envías tú y así te añado como coleccionista en esa colección colectiva en la que yo sólo quiero actuar como albacea?
http://crearespaciosparaconversar.blogspot.com/

Preciosa, como siempre la canción de Tiza; un regalo. Por mi parte quiero poner en tus manos esta otra canción, cercana en el contenido y también elegante y sugrente, en la voz de María Dolores Pradera:
http://www.youtube.com/watch?v=ExixwrJkGf8


Que sigas disfrutando de tu blog y que nos sigas dando entrada a esas parcelas de ese disfrute,

enric

 
At 10:07 a. m., Anonymous Microalgo said...

Qué grande, Tiza. Qué grandísima.

Muchas gracias. Acaba Usted de inaugurar un sentimiento sin precedentes: la nostalgia propectiva. Válgame la paradoja.

 

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